Queridos amigos y amigas. A los seres humanos nos cuesta mucho comprender la dimensión de los números grandes. 22 mil fallecidos en Chile por causa del COVID-19 es un número que ocupa un espacio breve en esta página y es casi imposible imaginar la huella, la pena e incluso el daño que ha quedado tras su partida. Por eso quiero ofrecerles este espacio a quienes quieran compartir la historia de los suyos y suyas, del dolor de su ausencia, de las dificultades que tuvieron para tratar su enfermedad, para sepultarlos y despedirlos, despedirlas. Pueden acompañar fotos, documentos, lo que les parezca necesario y enviarme el material al correo: jaquematusobituario@gmail.com. Como una muestra de estos homenajes, les comparto el obituario que escribí a mi amigo Rodrigo de Arteagabeitia. Por supuesto, son libres de elegir como quieran escribir el suyo. Yo me comprometo a editarlos con cariño (con su consentimiento) y a realzar la huella en sus vidas de las personas que han partido por causa de la pandemia.
8 de junio, 2020.
Acaba de fallecer un amigo de la vida: Rodrigo de Arteagabeitia. Sus compañeros de la Revista Solidaridad de la Vicaría le harán los homenajes que merece por su entrega, valentía y sensibilidad a la cabeza de ese medio que fue, por varios años, casi el único que publicaba noticias sobre lo que ocurría en Chile en plena dictadura. A mí me toca reconocerlo por una contribución menos épica, pero (al menos así lo creo yo) igual de fundamental. Rodrigo fue nombrado jefe de Comunicaciones de Investigaciones casi inmediatamente después del retorno a la democracia. No era, según me contó alguna vez, su primera preferencia. Él quería volver a la TVN, el último trabajo que tuvo en democracia. Pero, como a muchos otros, le dijeron que su labor en la Vicaría lo había quemado.
En la transición caraja que vivíamos, su lucha por la vida y por recuperar la democracia, le cerraba las puertas en las filas de honor del nuevo gobierno. Con los años, conocí a varias personas que levantaban la ceja. Que decían solapadamente (o a veces en su cara), «pero cómo tú». Pero él, en vez de avergonzarse, hizo que su cargo valiera la pena. Ayudó a constituir y a fortalecer el mítico primer Departamento Quinto, que pasó de ser la unidad de investigación interna, al departamento especializado en el apoyo a los jueces que investigaban violaciones a los derechos humanos. Resaltan, de ese tiempo, las investigaciones por el crimen de Orlando Letelier, el caso Berríos y tantos otros.
Rodrigo sabía que la tarea no era sencilla. A los militares había que ir a interrogarlos a los cuarteles y las amenazas a los policías que lo hacían no eran sutiles. Por eso lo conocí yo, reporteando.
Rodrigo era un aliado. No se conformaba con pasarte un dato. Tenías que ir a tomarte un café con él, a comer torta, y a conversar. Pedía siempre dos café expreso, que tenían que servirle al mismo tiempo, y nunca estaba apurado. En mi caso, Rodrigo no sólo era una fuente, era un mentor. Rodrigo me educó. Me hizo pensar, argumentar, dudar. A pesar de que la costumbre del gremio es mantener en secreto estas fuentes, que son una joya, yo compartí el secreto de su existencia con los periodistas más jóvenes y mis amigos más queridos. No siempre estuvimos de acuerdo y discutimos mucho, sobre todo sobre el rol del periodismo. Para él siempre estuvo primero cuidar la democracia.
Como otros amigos y maestros de su generación, Rodrigo no estaba constituido para los ritmos noventeros, menos para los del cambio de siglo, que nos apuraban a todos y nos empujaban a hacer más en menos tiempo. Para el Chile de los indicadores, los rankings y las metas de cumplimiento. Su extraordinaria cultura, capacidad crítica, sentido del humor y la ironía, no tenían valor en las salas de redacción, ni en las gerencias comunicacionales.
Lo vi por última vez en el hogar en que residía. Haydee Oberreuter y yo le debíamos la visita hacía tanto. Fui con cierto temor. La última vez que hablamos habíamos discutido y después de un silencio largo, me enteré del Alzheimer. Rodrigo me reconoció de inmediato. Estaba contento. Cuando le dije que me venía a Estados Unidos, se tomaba la cabeza y decía: «¡No! pero cómo». Y lo olvidaba. Minutos después volvía a preguntarme y repetía la misma reacción de espanto.
Nos reímos de cosas absurdas y fuimos los tres a tomarnos un café y a comer torta. Haydee y yo queríamos contarle lo importante que él había sido en que nosotras nos conociéramos. Fue él quien me dio el teléfono de ella para un especial sobre tortura que hicimos en Plan B y que abrió otro camino que me contactó tanto con el dolor innombrable, como con la fe en los seres humanos (el caso está retratado en el documental Haydée y el pez volador, de Pachi Bustos). Por supuesto, él no lo recordaba, pero se alegró de que le rindiéramos ese mínimo homenaje.
Cuando lo fuimos a dejar de vuelta, entré a despedirme a la reja de entrada. Él, olvidando quizá que estaba confinado, salió a decirnos chao, alarmando al guardia de turno, quien nos recordó que los pacientes no podían abandonar el perímetro. Así que el último recuerdo que tengo de él es verlo despidiéndose detrás de la reja con esa carita de niño triste, que no se resignaba a haber perdido la posibilidad de hacer lo que se le viniera en gana. De nuestra amistad, solo me queda como prueba física esta foto de ese día. Pero en mi memoria, en mi disco duro, permanecen amalgamadas con las ideas que considero propias, sus palabras. Como aquel día, mucho antes de que yo escribiera ningún libro, en que me dijo: «Alejandra, tienes que mirar más allá». Yo, enojada, le dije: «Con haberme convertido en profesional, haber estudiado en la católica, viniendo de Calama y sin zapatos, es mucho. No me vengas a decir que no he hecho suficiente». «No, Alejandra, no has hecho suficiente. Tienes que mirar más lejos, hacia las estrellas».

Emocionante…..
Qué hermoso recuerdo!!
Gracias, Alejandra, por ser tan sensible al dolor de otros.
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Que sentido homenaje a tu maestro! Que humana sensibilidad y que linda idea la del obituario y poder reflejar allí las grandes pérdidas y poder desahogarse a través de ese espacio! Gracias Alejandra!!!!
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Bello y una forma cierta de cerrar ciclos!
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Hermoso testimonio.
Gracias por esta bella idea, creo que se la debemos a nuestros amigos y familiares.
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Que emocionante me llegó al corazón
Las lágrimas me envargaron, gracias patricia por entregarnos este relato de todo lo que hizo y lucho en su vida tu amigo y amigo del pueblo de Chile , abrazos
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Gracias Alejandra.
Emociona como sientes a Rodrigo….
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Que hermoso recordar a un amigo de esa forma, ando sensible y lloré desde la mitad del obituario. Un abrazo para ti 😘😘😘
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No estás sola Claudia. Yo también lloré al escribir
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Me siento agradecida de vivir en la misma época que Alejandra Matus. Eres tan bakán Alejandra, te admiro tanto que me dan ganas de dejar mi carrera y hacerme periodista.
Gracias por este maravilloso proyecto 💖
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Maravilloso relato, Alejandra….qué bonita iniciativa…..
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Alejandra que prufundo y emotivo recuerdo.
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Gracias Alejandra, porque me gusta escribir, sin embargo, a veces no le veo sentido. Tú se lo estás dando. Para recordar a personas q nos aportaron a ser lo q somos, para sentir su presencia mientras escribimos y para q sigan con nosotros mientras leemos. Te admiro mucho.
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Felicitaciones Alejandra por tu gran corazón e inteligencia, para crear este espacio tan necesario e importante, tanto para l@s afectados por esta pandemia, como para l@s que no l@s han afectado aún.. Muchas Gracias.
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Hermoso relato patricia eres una grande, gracias por la despedida a Rodrigo que fue un luchador del pueblo de Chile emociona mucho , lloré mientras leía abrazos
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Gracias Sandra. Yo también lloré al escribir.
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Que hermoso relato . Me emociono mucho . Siempre me he preguntado ( se la respuesta ) porque a los que estudiamos periodismo nunca nos ensañan de la gran historia periodística que tiene Chile . Solo cuando vas avanzando en el rubro , o en tu formación la vas aprendiendo de forma independiente. Gracias por tu relato , saludos desde Calama .
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Quizás porque nos enseñan a ser recelosos de los demás.
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Que buen relato, es así como aprendemos, un abrazo y escribí al mail pero rebotó
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Hola. Sí, había un problema. Ya lo arreglé. Intenta de nuevo por favor
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Alejandra Que nunca falle tu tenacidad para hacer visible lo q otros no dicen, hay poc@s como tú, a seguir hasta el infinito y más allá.
Tú relato me alivia el corazón y la mente, aún hay personas q agradecen por la gente q se ha cruzado y marcado profundamente sus vidas.
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Emocionante, me llego al alma!
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Ella nos quiso tanto,que la sospecha de Covid,le busc’o la muerte,en un Dpto de Catredral/Amunategui junto a su querido H’ector,desde que se conocieron hasta el d’ia de su muerte,le acompan’o,en la busqueda de Justicia para Victor Jara.Recorri’o:Ues,salas de literatura,cafees,sotanos buardillas,con la exibici’on del documental 2547,donde H’ector Herrera narra,del co’mo, y cu’ando decide acompan’ar a Joan a hacer los tr’amites y sepultaci’on del cuerpo acribillado,con 44 balazos en su cuerpo.Honor y Gloria a Beatrice Dumont,Francesa de.nacimiento adoptadora de nosotros,por derecho de ellos dos,porque aman a los ma’s sencillos,que ella piensa que somos todos los queremos»de pie los esclavos sin pan.»No se usar las t’ecnicas modernas de como enviar a su correo,este testimonio.Gracias por leerme.
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Muchas gracias Ricardo. No te preocupes. Igual me puedes dejar la información por aquí. ¿Me podrías enviar algunos datos adicionales? ¿Cuándo falleció? ¿Cómo fue el funeral? ¿Cómo ha enfrentado Héctor su partida? Hay casos en que la persona más cercana al fallecimiento de un paciente con COVID no pudo asistir al funeral, porque tenía que hacer cuarentena. ¿Fue ese su caso? Si tienes alguna foto que quieras compartir, podemos ver la manera de que la puedas hacer llegar
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Qué lindo proyecto.
Generoso y empático.
Y…Adiós Rodrigo querido. ¡Qué » tal cómo…» lo recibiste!
Y lo exprésate Alejandra. Lindo…
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Bello,no me sorprende de una mujer como tú.
Un día de estos te contaré mi historia.
Un gran abrazo.
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Alejandra, intento ver Pauta Libre, todos los domingos; pero, los cambios de horarios me juegan una mala pasada. Un lindo y hermoso relato para reconocer a tú maestro de las primeras investigaciones. Se nota, que tú cariño y admiración como alumna aventajada, lo haces notar en este reconocimiento. Pero, en Chile, los números nos han hecho muy indolentes; cayó un avión en Indonesia donde fallecieron más de 60 personas y nos sentimos estremecidos; sin el embargo, el mismo día el Sub secretario de salud informa la muerte de 60 compatriotas por el COVID 19 y sólo constituyen un frío número que sigue incrementando la larga lista de personas que nos han dejado por causa de la pandemia. Continúa adelante, perseverando sin descanso por la investigación periodística, por que hay muchas cosas que tienen que ser develadas. Un gran abrazo.
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Estimada Alejandra, Que bonita experiencia de recordar a aquellos que nos han dejado, y que sus familias puedan expresar todo aquello que sintieron despedir a los suyos en muchos casos en la soledad misma de unos pocos.- que puedan rendir homenaje por todo lo que hicieron en su vida.- y además poder saber cuantos en realidad partieron.-
ya sus estadísticas no se las creo.-
felicidades por esta gran oportunidad que brindas.- éxito y prosperidad.
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Gracias Alejandra por ser tan hermosa persona y tan profesional.
Gracias por este proyecto. Humaniza el dolor de la pandemia.
Gracias
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Querida Alejandra. Llore mucho ,desde que empece a leer,ese amigo
estara siempre contigo ,porque no lo olvidaras jamas.
No olvides lo que te dejo como tarea..No,Alejandra !! No has hecho lo suficiente !! Tienes que mirar hacia las estrellas….Que linda y bella persona era tu amigo.
Tu tienes la sencillez que El tenia y eso es lo primero que me cautivo de ti.
A mi me gusta escribir pero, te darás cuenta que la ortografía es lo primero que tendría que mejorar…
No me pierdo los Domingos «Pauta libre» Me encanta cuando pones en jaque al invitado /invitada. Eres genial!!!
La idea del Obituario sera replicada por muchos…Tantos que no se han podido despedir con un abrazo y un beso…una madre,un hijo, una pareja, un amigo del alma, un..
Gracias Alejandra. Maravillosa mujer.
Josy.
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Qué linda manera de recordar a un amigo. Me emocioné leyéndolo. Gracias por tu lindo relato.
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Cuántos muertos por negligencia!!!!
Cuántas mentiras se han dicho, escondiendo la irresponsabilidad.
Fuerza, Evelyn
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Es muy difícil resumir el tremendo dolor y vacío que dejó en mi familia la terrible pérdida de mi ADORADA y AMADA MADRE, ella se encontraba en la playa, pasando la temporada de altas temperaturas el verano pasado, hasta que llegó la muy esperada noticia de que había traspasado nuestras casi nulas fiscalizaciones en el aeropuerto un médico contagiado, lo absurdo que es que tremendo aeropuerto que cuenta con hoteles, si hubiera existido UNO solo UN SER PENSANTE, que fuera capaz de resolver que NO INGRESABA NADIE sin realizar cuarentena preventiva, pero ya no fue. A mi madre la trasladaron a Santiago por el encierro que se venía, y no queríamos que estuviera sola, el día 30 de abril sufre un grave accidente en su casa, cae por las escaleras, estrellándose contra ventanal, el personal de la ambulancia que la fue a buscar decide que por su graves lesiones debía ser trasladada a Hospital de La Florida, centro de salud más cercano a su hogar, luego de realizar las curaciones y exámenes necesarios y gravedad de los golpes debe ser trasladada a Hospital Sótero del Río porque requería atención de Neurocirujano que en Hospital de La Florida NO existe, es ahí donde comienza lo peor, en Urgencia de Sótero, nos dicen que «debemos estar tranquilos, pues ahí la tendrían aislada de cualquier posible contagio», FALSO, mi mamá fue recuperándose de a poco, no podíamos verla, solo llevarle todos los días, artículos de higiene, pijama, etc. el día 08 de mayo el Neurocirujano que la atendía comienza un discurso que había repetido a dos familias antes que a nosotros, «la paciente ha evolucionado muy bien de sus lesiones, el sangrado intracraneal fue absorbido, se podría ir de alta, PERO, fue contagiada por COVID…», comprenderán que desde ese día hasta que en las noticias comenzaron a mencionar que la capacidad de los hospitales estaba casi al 100%, (excepto los 300 y fracción ventiladores que el inoperante e inepto MAÑALICH día a día mencionaba estaban disponibles, FALSO), recuerdo que fue como el 23 de mayo que un pseudo doctor ALFREDO MAURICIO VILLAGRÁN OLAVARRÍA, comenzó a decir a mi papá, que habían hecho TODO por mi mamá y que ella no reaccionaba bien, siendo que antes era otro el discurso, nadie, pero nadie me quita de la cabeza que empezaron a desconectar a las personas mayores para hacer sentir que lo estaban haciendo bien, NEGLIGENTEMENTE contagiaron a mi madre y por lo menos a dos señoras más en la misma sala de neurocirugía, no se si a ellas también las abran entregado en un cajón como a mi madre, lo que sí sé es que la JEFA DE LA UCI RUIZ y este medicucho VILLAGRÁN, NO están a la altura de este tipo de emergencias, y quien contagió NEGLIGENTEMENTE debe cargar por toda su vida con la muerte de mi madre. Además, eso NO es todo, mis tres hermanos, mi padre y yo, ingresamos en la UCI completa de contagiados COVID los días 25; 26 y 27 de mayo, día que fallece mi madre a las 11:45 horas, y nadie, del Hospital, ni mucho menos del Minsal nos hizo seguimiento ni trazabilidad, nosotros, por nuestra cuenta realizamos cuarentena preventiva en nuestros hogares y trabajos, OTRA NEGLICENCIA MÁS,
A mi madre no la veremos nunca más, pero en su HONOR, contaremos esta GRAVE NEGLICENCIA, GRAVE, ELLA MURIÓ.
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Muchas gracias Graciela. Me puede enviar su testimonio a jaquematusobituario@gmail.com?
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Alejandra, me diste el impulso de escribir la perdida de mi compañero de 35 años, aún estoy sin palabras en una nubosidad en mi mente que no he podido salir, te enviare mi historia y como lo fui perdiendo en 29 dias internado en una clinica y con una lluvia fuerte que caía sobre Santiago…..
Maritza
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Que hermoso y valioso trabajo. Decir que te admiro es poco, solo mi más sentida gratitud
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Espero tu testimonio
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