Alejandra Matus en DF: “No es la línea editorial lo que hundió a La Red”

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 23 de julio de 2022 a las 04:00

Original de Diario Financiero

«Mi primera experiencia en TV fue en 2011. Estaba como productor de Mentiras Verdaderas Marcelo Ibáñez, conocido como Barry White. A él se le ocurrió hacer una sección llamada Destapando la olla. El primer tema que hice para ese espacio fue la rivalidad entre los hermanos Piñera, Sebastián y José. Cité el libro Piñera: historia de un ascenso (de Bernardita Del Solar y Loreto Daza), conté que su mamá había puesto un ring en el patio para que se agarraran a combos. Fue un éxito. Le dije a Marcelo: “Hagámoslo mientras dure”. Fueron tres episodios.

El 2020, luego de mis investigaciones sobre la pandemia y los fallecidos, me empezaron a invitar a Mentiras verdaderas. Un día me pregunta el productor Mauricio Parra si estaba disponible para hacer un programa político los domingos. “Claro, feliz”, le dije yo. “Por lo que dure”. Al poco tiempo me dijo que las panelistas serían Mónica González, Mirna Schindler y yo. El nombre inicial iba a ser Primera Línea. Octubrismo total. Era un programa que se armó en medio de esa efervescencia: octubrismo, convención constitucional, el Chile que se venía y el Chile que estaba cambiando.

Empezamos súper bien, con una buena respuesta de la audiencia. Hacíamos una pequeña pauta con los temas que iba a decir cada una, pero nunca sobre qué íbamos a decir. Era una pauta libre de verdad. No había ninguna limitación respecto al contenido.

Lo primero que nos pasó fue que la gente empezó a no querer ir como invitada. Sobre todo después del episodio con Carlos Larraín. Fue un momento televisivo maravilloso: yo le hice una pregunta sobre su hijo (Martín Larraín, que atropelló, con resultado fatal, a un joven en Curanipe en 2013 y fue absuelto al año siguiente). Él empezó a gritar “¡Mirna, Mirna, aquí tengo un botón rojo y lo voy a apretar!”. Total que Carlos Larraín apretó el botón y se fue de la pantalla. A partir de ahí cada vez menos gente aceptó ir como invitada.

***

En diciembre de 2021 comenzaron los primeros atrasos con las personas que estábamos a honorarios. Simultáneamente, por el lado de los trabajadores contratados, se enteraron que el canal no estaba pagando cotizaciones ni los créditos con cajas de compensación que se descuentan por planilla. En marzo se atrasaron con los sueldos de los contratados. Nuestros pagos comenzaron a tener retrasos de más de un mes. Y en mayo o junio, comenzó el paro. Ahí se gestó la sensación de que no era solo un atraso. Estaba pasando algo. Pero no había información. Víctor Gutiérrez (exdirector ejecutivo, renunció en ese momento) no estaba en Chile.

Hubo un pésimo manejo de los recursos humanos, en el sentido de mantener informados a los trabajadores. Este equipo se armó a propósito de crear una nueva línea editorial más amplia, fiscalizadora del poder. Aparte de nuestros ingresos, nos interesaba mantener estos espacios. Pero no teníamos interlocutores. No había forma de saber si las dificultades financieras eran del minuto, si tenían que ver con el programa o no. Eran preguntas que todavía siguen abiertas. Empezó a existir una sensación de que los problemas no eran circunstanciales, sino que era una crisis grave.

Yo no quería hablar públicamente porque no quería arrogarme representatividades que no tengo. No soy dirigente sindical, no soy parte de un gremio. Pero me parece que a esta altura, la incertidumbre es tan grande que da la impresión de que el proyecto, sea cual sea la solución, está muerto.

«No soy dirigente sindical, no soy parte de un gremio».

De abril a la fecha han existido pagos parciales. A los trabajadores contratados les han pagado más meses que a los honorarios. A los primeros les deben junio y a nosotros mayo, junio y próximamente julio. Pero si bien se han pagado algunos sueldos, no se han pagado cotizaciones ni otras prestaciones.

***

Los actuales líderes del canal, Marcelo Pandolfo y Mario Rojas, son gerentes técnicos y no son interlocutores de nada porque todos sabemos que el dueño del canal se llama Ángel González y vive en Miami. Y ninguna de esas personas -pobrecitos, porque hoy les toca bailar con la fea- son cercanos ni trabajan para Albavisión.

Yo he hablado en privado con personas del canal para tratar de discernir qué es lo que va a pasar. Y hasta el momento nadie ha podido darme información concreta.

Hablé con Víctor después de que renunció. Yo no sabía que iba a renunciar, no le dijo a nadie. Él estaba en Miami, llegó al canal en medio de esta crisis, consiguió algo de plata (de Albavisión) para pagar y el sindicato igual mantuvo el paro. En esas circunstancias él se fue.

Tengo un conflicto de interés para juzgar su actuación porque él me trajo al canal. Tengo una valoración positiva del espacio que abrió. Entonces no estoy en condiciones de decir si su gestión fue buena o no. También hay preguntas que no le voy a hacer, como qué cercanía mantiene con el dueño del canal. ¿Qué hago con esa información? ¿La uso para salvarme o se la entrego a los trabajadores? Pero con eso estaría violando su confianza. Entonces no pregunto ni uso la cercanía que tengo para enterarme de cosas que no podría manejar con la distancia suficiente.

Lo que sí hice cuando renunció fue mandarle un WhatsApp, agradeciéndole por el espacio que él abrió, y que sea cual sea el juicio respecto a su gestión, él cambió -por lo menos en este breve periodo- el menú, la diversidad y el pluralismo en la televisión chilena. Y eso se lo voy a agradecer siempre.

Me parece que no hubo problemas de avisaje. En Pauta Libre teníamos dos o tres pausas largas con publicidad. Es cierto que en algún momento alguien dijo que no pondría un aviso por la emisión de La batalla de Chile, pero no fue una corrida de todos. Pauta Libre no fue un ejercicio de generosidad editorial en el sentido de querer transmitir un programa sin publicidad. Teníamos mucha publicidad y mucho rating. Así que desde el punto de vista comercial me parece que era una apuesta sostenible. No es que la línea editorial hundió La Red, yo no comparto esa posición.

***

(La situación en La Red) me afecta desde variadas perspectivas. Por un lado me afecta que haya terminado de una forma imprevista. Es una cosa jabonosa, que uno no sabe. Y la gente te hace preguntas que uno no sabe responder: ¿Hay una mano negra? No lo sé. ¿Se robaron algo? No lo sé. Entonces llevo tres meses sin saber qué es lo que pasó y qué es lo que va a pasar. Y eso es muy desgastante desde el punto de vista emocional y también muy perturbador desde lo profesional, porque uno quisiera tener esa respuesta para dársela a la audiencia. Porque tenemos un compromiso con ellos. La misma transparencia que le pido a los demás debo ser capaz de poder darla yo misma.

Tenemos grupos de WhatsApp y opinamos sobre lo que va pasando. Nos mantenemos informados. En general tenemos todos la misma posición. En los grupos se habla lo que uno comparte en los grupos de amigos: memes, qué estás haciendo para pagar las cuentas, posibilidades de pega y qué es lo que está ocurriendo en el canal.

No me gusta el concepto de rostro. Con rostro yo entiendo un monito que se pone en pantalla y que se le dicta lo que tiene que hablar. Yo no lo soy. Yo trabajo, me preparo, me coordino con otros equipos. No solo aparezco para el programa, pásenme el libreto y bla bla bla. Soy una trabajadora a honorarios de La Red.

No he terminado mi vínculo con La Red porque todavía tengo esperanzas de que se solucione y porque nadie me ha echado. El miedo de que vuelva a ocurrir un retraso de los pagos no se me va a ir nunca. Ya tengo 56 años y estoy aquí otra vez. Me quedan tres años para jubilar y estoy en la misma. Soy un caso perdido. Ya no voy a llegar a un lugar y diré ¡aquí viene la estabilidad! No.

Sé que Juan Sutil manifestó su interés de comprar La Red. No sé si eso existió realmente o si hubo conversaciones serias que avanzaron. Y tampoco te puedo decir que está descartada, porque las opciones del propietario son más o menos obvias: o vende, o quiebra, o devuelve. No hay más alternativas.

***

Yo no le puedo garantizar a quienes el año pasado acudían a nuestro programa a pedirnos que los entrevistáramos, que ahora que son gobierno, les voy a hacer preguntas bandejeadas. No.

No había caras muy felices con las entrevistas que hacíamos a personeros de gobierno o en la campaña presidencial. En ciertos sectores (oficialistas) hay una expectativa de que como tú cuestionaste fuertemente a Sebastián Piñera vas a ser condescendiente con ellos. Y no se preparan para la entrevista, no llegan preparados para responder preguntas difíciles y después culpan al mensajero.

A mí no me parece que una persona de 40 años sea joven. A mí no me parece que una persona que ha estado en movimientos estudiantiles, que haya sido parlamentario, sea inexperta.

***

En mi experiencia de 35 años, todos los medios en los que he estado han quebrado, todos. Porque claro, he trabajado siempre en medios alternativos, que se la juegan por abrir un espacio. Esto es lo que pasa siempre. Tú puedes poner el ojo en la gestión económica, pero en cada caso también puedes decir que hay una resistencia enorme en el sistema mediático a mayor apertura.

Mi postura profesional no es populista, en el sentido de querer llevar las demandas de los chilenos a la televisión. Mi postura profesional es clásica: yo creo que el periodismo cumple un rol aquí y en la quebrada del ají; que es cuestionar, hacer las preguntas que hay que hacerle a las personas con poder. En Chile eso se entiende como periodismo de izquierda, pero a mí me parece que es periodismo no más.

Lo que yo trato de hacer es ejercer el periodismo clásico, el periodismo que se enseña en las escuelas desde el caso Watergate. Pero eso, en un sistema mediático como el que tenemos es considerado marxista leninista, que no es. Es de lo más liberal que existe. Desde ese punto de vista yo estoy muy conforme, muy satisfecha, porque siento que hicimos la pega. Que se pudo hacer mejor, siempre.

La realidad de la milanesa es que en Chile los medios no son un negocio, hace rato dejaron de serlo.

***

Llegué a Nueva York en agosto de 2019, dos meses antes del estallido, con las típicas fantasías de periodista vieja: voy a tomar una pausa porque estoy cansada de estar metiéndome en temas duros. Entonces postulé a un máster en Escritura creativa en español en la Universidad de Nueva York (NYU).

Pero cuando comienza el estallido es inevitable el golpe en la guata y decir: “Mentira, broma, estuve 30 años de transición y no pasó nada de esta magnitud y ahora estoy acá”. Pero me sobrepuse y allá me quedé, porque era una oportunidad única. Entonces comencé súper entusiasmada, pero después vino la pandemia: en marzo de 2020 se cerró Nueva York y tuve que hacer clases online. Inevitablemente comencé a meterme de nuevo en Chile por el lado de la pandemia. Y me agarró la rueda. Y aunque estaba allá, en realidad estaba acá.

Logré terminar bien el magister, pero no logré esa separación que yo pretendía tener. La de haber activado el modo avión.

Elegí la línea narrativa. Tomé todos los cursos posibles con Diamela Eltit, otros de dramaturgia con Alejandro Moreno y cursos de guiones de televisión con un profesor argentino. Y todo eso me permitió explorar y hacer cosas maravillosas que algunas, ojalá, se van a materializar. Pero no tienen nada que ver con el periodismo.

Los proyectos no periodísticos no los puedo decir, porque están en camino. Te puedo adelantar que hay una novela en curso, una obra de teatro y un libro periodístico sobre la pandemia. Harto tema. Y dos cabros chicos. Y sin sueldo (ríe).

En este momento estoy en otros espacios para generar recursos. Por mucho que tenga esperanzas con que La Red vuelva al aire, lo concreto es que tengo que pagar las cuentas. Así, me integré al equipo de La Cosa Nostra y haré dos talleres literarios.

Yo no me siento representada por el apelativo octubrista. Yo no soy activista de una causa en particular. Si hablar de la Convención Constitucional, si hablar de las causas que motivaron el estallido social, si hablar de las demandas que no se escuchan en las tres comunas… ¿Es ser de izquierda o no ser de izquierda? A mí me parece que es ser simplemente periodista”.

PROYECTO OBITUARIO: Nuestra amada abuela Carmen

Por Esteban Carroza

Mi abuela Magdalena del Carmen Espinoza López, falleció el 18 de agosto del presente año después de estar casi dos semanas en el hospital de Quillota, donde finalmente perdió la vida.

Ella fue madre de 4 hijos e hijas: Darwin, Nancy, Alicia y Marisol; Abuela de 6 nietos, Darwin, Camila, Barbara, Katalina, Antonella y Esteban; Bisabuela de 6 bisnietos, Agustín, Isidora, Emilia, Beatriz, Benjamín y Vittoria.

Mi abuela fue una mujer que quedó viuda el año 1986, después de que mi abuelo Agustín falleciera producto del cáncer. Posterior a eso, ella tuvo que asumir la tarea de ser la matriarca de nuestra casa, madre de sus hijos y amorosa abuela. Fue una mujer de empuje extraordinario que a pesar de la adversidad supo salir adelante, construyendo una familia que hoy la recuerda con tristeza.

Mujer de principios y valores ya casi olvidados por muchas personas en la actualidad; fue generosa, gentil, cariñosa, ordenada, empática, resiliente a la adversidad. Supo criar a varias generaciones con amor y cariño.

Su fallecimiento se produjo después de que comenzó a decaer su estado de salud un fin de semana de agosto, agravándose prontamente, por lo que fue trasladada al Hospital de La Ligua y posteriormente al de Quillota. Mi abuela no quiso vacunarse, porque “nunca se había vacunado contra nada”, decía ella; y eso a pesar de que intentamos convencerla de que lo hiciera. Esa fue una de las razones que pesaron a la hora de no asignarle de inmediato una cama UCI; además de sus 80 años, y una serie de enfermedades que arrastraba por años. Lamentablemente en el final, ella misma decidió no firmar los papeles para la intubación.

Falleció el miércoles 18 de agosto a las 6:40 de la mañana.

Lamentablemente, debido a las restricciones impuestas por protocolo COVID, que todos salvo Piñera deben cumplir, tuvimos que despedirla rápidamente sin poder velarla, sin poder vestirla y acompañarla de un rosario, ya que fue siempre una mujer muy devota.

Resulta muchas veces triste y desgarrador darse cuenta cómo, de la noche a la mañana, su vida se terminó. Ella muchas veces decía que quería vivir hasta después de los 90 como su madre. No se pudo. La tuvimos que despedir en una tarde gris que terminó en lluvia y viento.

Es un dolor que como familia compartimos con las miles de personas muertas por el COVID en Chile; familias que perdieron a uno o más seres queridos por la pandemia. Será un dolor que nos acompañará hasta nuestro final.

Por la misma razón de no poder despedirla con los ritos funerarios occidentales, es que hemos aprovechado cada oportunidad para recordarla. Aprovechamos el Día de la Condolencia y el Adiós, y ahora también, este espacio que ha creado Alejandra Matus y su equipo, del cual estamos agradecidos.

La memoria y el recuerdo son los lugares en los cuales nos reunimos una vez más con aquellos que han partido. En la memoria y en el recuerdo nos seguiremos reuniendo con nuestra amada abuela Carmen, cultivaste con mucho amor el campo de nuestros corazones y en ellos siempre crecerá tu recuerdo.

Nasí fue

Durante la semana pasada, y al calor de los resultados de la prestigiosa encuesta Castdem, que lo daban por ganador en primera vuelta con todos los votos del Apruebo, el movimiento ciudadano «Morenazis x Kast» me pidió escribir una columna ensalzando las cualidades del rucio painino y aspirante al sillón presidencial, José Antonio, o «Pepe Zanjast» como le decimos quienes formamos parte de su círculo de hierro.

Primero y como es lógico, me dispuse a buscar en la vasta cantidad de proyectos que presentó durante sus dieciséis años como congresista, pero al parecer el zurderío eliminó toda evidencia de su trabajo en la cámara, ya que no me fue posible recopilar dicha información.

Les pregunté al respecto a mis morenazis camaradas, pero todos me dejaron «en visto».

Como no pude dar cuenta de su labor como parlamentario, me dije: “Voy a enfatizar en su costado intelectual más mejor”, y me puse a revisar imágenes de archivo en las que había participado en las charlas que ha dado en las distintas universidades, en donde su mensaje ha calado profundo.

Apesadumbrado, partí a ahogar las penas al Negro Bueno. Sentado en una de las mesas de la popular quinta de recreo, entablé conversación con un parroquiano que dijo ser pareja de una de las señoras que trabajó en la casa de los Kast durante la infancia de Pepe, emplazada en Paine, localidad que goza de tranquilidad gracias a la acción de la familia alemana, pacificación llevada a cabo durante el gobierno militar de transición y que muy probablemente quiera repetir en la Araucanía.

El hombre y su pareja me contaron que tenían en su poder el diario de vida del candidato, un cuaderno que se abría girando un simpático artilugio, una suerte de cruz en forma de gancho, “esvástica” creo que les llaman.

Me costó transcribir porque tengo perdido mi diccionario Chileno-Germano Sopena, pero con la ayuda de la tecnología pude traducir algunos extractos que me parecieron de interés nacional:


“Querido diario: Hoy tuve mi primera clase con el profe Guzmán, dentro de las lecturas obligatorias está un tal Joseph Goebbels, veré que tal me va”.


… Hoy hice una maldad, en el baño del cole escribí: «Por la razón o la fuerza, cásate colizón de mier…», jijijiji.


“Hoy conocí a María Pía, parece que fue amor a primera vista porque me dijo que yo era un tipo fascistanante”.


“Me encanta esta canción”


Querido diario: Mi profesor Jaime me está adoctrinando preparando para cuando sea político. Frente a la pregunta ¿Qué piensa de los gays? me dice que responda que no me molestan para nada, y que incluso tengo amigos gays.

Aquí con mi endiucador

“Cuando me case con la María Pía vamos a tener once hijos, luego seré Presidente y durante mi gobierno vamos a intervenir todas las peñas folclóricas, y le vamos a cambiar la letra a sus himnos decadentes, como  por ejemplo: «El derecho de vivir sin Marx”.

https://www.theclinic.cl/wp-content/uploads/2017/08/Jingle-José-Antonio-Kast.jpg

“Soy el orgullo de mi entorno, aparezco en la franja del Si”.


“Ayer estaba atendiendo el Bavaria (local de mis abuelos), cuando un tipo de tez morena entra a preguntar por el precio de los sandwiches, cuando le di el valor me dijo que me lavara la zanja y se fue enojado, no entendí mucho la metáfora, pero creo que solo un idiota podría usar ese tipo de argumentos”.

Creo que con esto tengo material más que suficiente. Sé que no soy el más objetivo para calificar mi obra, pero quedó tan bueno que capaz que me invite el Checho Hirane a su programa de la tv, o al de radio agricultura más que sea.

PROYECTO OBITUARIO: Amor para Mario Hormazábal y Mercedes Toledo, nuestros padres.

Por Víctor Hormazábal Toledo

Cómo empezar … Perdimos a nuestros padres en 24 horas, un 2 y 3 abril del 2021. Sus nombres eran Mario Hormazábal Hormazábal y Mercedes Toledo Correa, ambos de la 3a edad (81 y 79 años respectivamente).

Tenían sus 2 dosis de vacuna (Sinovac) pero se contagiaron 7 días después de recibir la segunda dosis… Es como correr un maratón con ellos y que a falta de metros de la meta se cayeran. Ha sido terrible su ausencia, y sin ellos, tener que volver a empezar nuestras vidas…

Mi Viejo Roble

Mi Viejo Roble. La vida de mi papá no fue fácil. Él no conoció a su padre y quedó huérfano a los 7 años. Su crianza se la dieron tías y mujeres que lograron brindarle el amor maternal que le privó la vida. Comenzó a trabajar de niño: repartía viandas que cocinaba la “Nana Maruca”, quien hizo de tutora y mamá de mi viejito. Estudió esforzadamente y logró terminar 4to medio pese a todas las dificultades que le puso la vida. Él, no tenía una pieza ni cama, dormía muchas veces en una especie de cuarto donde guardaban cachureos y su vida se desarrolló en la calle, donde formó un carácter fuerte, que le permitió sobrellevar la vida que el destino le puso. “Era un roble”, me decía un querido amigo del colegio; fuerte, duro, con una corteza que le permitió salir adelante pese a tener todo en contra. 

Conoció a mi mamá a los 17 y de ahí comenzaron a forjar lo que hoy, es la familia Hormazábal Toledo.

Mi papá fue el mejor conmigo. Me regaloneó hasta el último de sus días. Me hizo dormir hasta casi los 15 años, y me sobreprotegió tanto, que siempre sentí la necesidad de estar cerca de él. Era el niño más feliz del mundo cuando me acostaba entre mis papás. Daría todo lo que no tengo por volver a sentir sus manitos en mi pelo haciéndome cariño, mientras mi mamá me calentaba mis patitas heladas y me rascaba la espaldita. No sabes cómo quisiera sentir tus manitos haciéndome cariño mientras me cantabas “mi niñito regalón pom po pom”, mientras yo tocaba tu cabecita calva. 

Mi viejo Roble, lleno de cortezas, tenía en su interior un corazón gigante. Su primera caída de corteza la vi a mis 10 años. Nunca lo había visto quebrarse; me contó que cuando tenía 10 años, una señora para Navidad le regaló un autito usado, de juguete. Era la primera vez que alguien le regalaba un juguete. Mientras me contaba le caían lágrimas; era la primera vez que lo veía llorar. Una parte de su corteza se desprendió y dejó ver su lado más profundo y humano. 

Él, todos los días se levantaba a prepararme desayuno para ir al colegio. Era su niñito regalón, su conchito, su guagua: su Víctor Manuel. Siempre seré su niñito regalón…

Cuando partí a la Universidad se despidió de mí entre lágrimas y con voz entrecortada, fue la segunda caída de corteza y fue un golpe profundo para las dos. Nos separábamos y no podría verlo llegar a almorzar, ni trayéndome cositas ricas para la once; una parte de mí murió ese día al verlo llorar. El Roble perdía una parte importante de su corteza en esa despedida.

Trabajó hasta los 80 años sin descanso. Fue siempre un hombre preocupado que daba todo por nosotros. El daba su vida por sus hijos y familia. No se imaginan todo el amor que tenía para darnos. Amaba a sus hijos y nietos con el alma y se esforzó hasta el final para darnos todo el amor paternal que él no tuvo. 

Hoy te tocó partir a descansar. El Roble, ya sin corteza, mostró su verdadera identidad: un hombre con un corazón y amor inigualables. Sé que desde arriba nos estás cuidando y me estás dando la tranquilidad necesaria para intentar al menos, ser un poco como tú. Me dejas la vara impresionantemente alta, porque es imposible llegar a ser así de bueno como tú, así de cariñoso como tú, así de perfecto como tú. Fuiste único e irreemplazable. Cuida a tus nietos desde arriba viejito, te aman y te adoran. Maxi y Emilia ahora tienen el mejor de los ángeles a su lado. Gracias por ser el mejor papá del mundo y ahora descansa en paz. Ve con tu mamá y tus viejitas, y espérame con la camita abierta cuando sea mi día de partir. Quiero que tus brazos y manitos me esperen allá arriba. Te Amo Papito. 

Mi Veterana

Mi veterana. Mi viejita. Mi vieja de mierda. ¿Por qué? Yo te quiero acá, conmigo. No merecías irte así. La iglesia debería rebosar de gente que te conocía. Nos quedamos sin tus hojuelas, tus plantas, tu pan de pascua, tus tejidos a crochet, tu albahaca, tus mermeladas y cientos de cosas ricas que hacías. 

¿A quién llamo para que me cuente sus achaques?, ¿a quién llamó mientras paseo a la Emilia? A ella le gusta regar plantitas igual que a ti ¿lo sabías, cierto? Cada vez que la vea te veré a ti, al lado. A tu Maxito le gusta cocinar ¿lo sabías? Te veré al lado de él mientras cocina sus galletitas. Te amaban mucho mamá. Te amamos mucho. 

Estuvimos dos años peleados sin hablarnos y ahora que estábamos tan enamorados y felices, este virus de mierda te lleva para siempre junto a mi papito. Tenías que ir a retarlo allá arriba ¿cierto? Recordarle que se tome los remedios o que saque a pasear a la Princesa. Ella te extrañará; fue tu última hija, regalona y fundida cómo lo fui yo contigo. 

Siempre me decías que nunca me veías grande, que siempre me veías de niño. Todos se reían y yo les decía que era porque nunca asumiste que yo crecí. Lo que nunca te dije es que yo también siempre me sentí niño contigo. Cada vez que iba a verte soñaba con acostarme contigo en las mañanas y sentir tus patitas calentitas junto a mis patitas heladas, ¿te acuerdas cómo me decías con voz guagualona “patita patita patita”’? Yo siempre me sentí ese niño contigo, nunca asumí que crecí, y en el fondo siempre te necesitaba a ti y a mi papá para seguir. 

Me encantaría decirte que voy a estar bien, pero no sé cómo. Necesito escuchar tu voz, necesito pelear contigo, ¡¡Necesito enojarme contigo!! Necesito saber que estás (para variar) hospitalizada porque te caíste. Siempre recuerdo una vez que estabas en urgencia y no te podían encontrar por ninguna parte. Como de costumbre, el hospital estaba colapsado y tú no aparecías por ninguna parte, hasta que al final te encontraron dándole comidita a una abuelita que estaba peor que tú. Dentro de todo lo “cagá” que estabas, te diste el tiempo de ayudar a otras personas. Y así fuiste siempre, preocupada por mí y los tuyos; siempre prendiendo velitas a San Cayetano por todos los demás, y apadrinando a cuánta persona podías. Fuiste la madrina de muchos quienes ahora te recuerdan con amor y cariño. Al igual que mi papá, tenías un corazón gigante. 

¿A quién voy a molestar ahora?, ¿a quién le haré bullying ahora?, ¿a quién llamaré el 1º de septiembre por pasar agosto?, ¿a quién llamaré el 16 de septiembre por Nuestra Señora de los Dolores? Viejita linda te voy a extrañar mucho. Creo que todos los “te amo” que te dije la última vez que te vi no son suficientes para cuantificar el amor que no sabía que te tenía. 

Eras una «vieja de mierda”, pero eras MI VIEJA DE MIERDA.

El otro día antes de venir a Curicó, mientras estaba en el baño, colocaron una canción a todo chancho: Gigante Chiquito de Sergio Denis. Era la canción que me dedicaste. En ese momento ya sabía que te estabas despidiendo. Pero aun así, sabía que ibas a dar pelea y luchaste hasta el final, como lo hiciste durante toda tu vida. Fuiste una mujer trabajadora y madre abnegada; abuela maravillosa, que le entregabas amor a tus nietos. Cuida a tu negrito y a tu Emilia Correa. Quiero mirarlos y sentirte ahí, junto a mi papito. No me dejes solito mamá. Por favor dame la fuerza para darles el amor que se merecen. Trataré de darles el amor que tú me diste y recordarles siempre que tienen dos ángeles a su lado. 

Prométeme que me tendrás la camita calentita cuando sea mi hora. Quiero volver a ser feliz como lo fui cada mañana junto a ti. Mientras, haré que tu recuerdo y amor perdure por siempre en los míos. Fuiste la mejor mamá. Siempre serás mi veterana. 

Salud compatible con el cargo y transparencia

Por Matías Mori Arellano, abogado.

En la elección presidencial de Estados Unidos de 1972, el senador y candidato demócrata McGovern, reconoció haber estado internado voluntariamente en un centro médico para tratar una depresión con terapia de electroshocks. Si bien dicho tratamiento fue exitoso, tuvo devastadoras consecuencias políticas en sus aspiraciones. El partido demócrata lo sacó de competencia. Las encuestas señalaban que los electores no toleraban la idea que una persona con antecedentes de una enfermedad mental pudiera ocupar la Presidencia. Los encuestados no conocían la historia.

El listado de líderes enfermos no discrimina por época ni geografía: Oliver Cromwell, Ludovico II de Baviera, Washington, Sah de Irán, Pompidou, Churchill, Hitler, Stalin, Kennedy y Reagan, entre muchos otros; la lista es larga. La serie “The Crown” muestra el secretismo con que la Corona Inglesa ocultó condiciones genéticas y patologías de sus miembros. La monarquía, conlleva desafíos adicionales, atendido el escaso intercambio de material genético entre sus integrantes derivado de sus vínculos de consanguinidad.

La salud, física y mental, de los líderes y sus efectos en el liderazgo han sido objeto de estudio: Jerrold M. Post, psiquiatra norteamericano, desarrolló esta disciplina desde las ciencias políticas. Post decía que los lideres políticos desempeñan dos roles en la sociedad: el primero, un rol representativo, que encarna los ideales imperantes en una comunidad y de sus miembros; el segundo, un rol instrumental, promoviendo políticas públicas, seleccionando a sus ejecutores y evaluando sus resultados. La enfermedad interfiere en ambas funciones.

Si un líder enferma y queda inhabilitado, el potencial daño de sus actos disminuye. Sin embargo, es poco frecuente observar enfermedades inhabilitantes y los sistemas de control existentes son de baja efectividad. A veces, el propio tratamiento de una enfermedad puede constituir un impedimento para ejercer un cargo. Las enfermedades no detectadas son las más peligrosas. Existe una errada percepción que las personas que ejercen poder no enferman, y que ellos simplemente se “agotan”, tras un extenuante trabajo en beneficio de sus pueblos. La enfermedad del líder puede, además, producir efectos adversos en las instituciones derivado de liderazgos patológicos de personas enfermas: narcisos, obsesivos y paranoicos han sido objeto de estudio. La reciente y publicitada caída del gobernador Cuomo en Nueva York deja en evidencia los efectos y consecuencias de un liderazgo tóxico.

En Chile, no existe debate sobre el estado de salud de nuestros lideres. La salud de aquellos que ejercen poder público – electos o designados – pareciera ser un tema tabú. La OMS define salud como “Un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” Es una definición amplia no exenta de críticas. Sin embargo, enfermar es parte de la condición humana y se debe empatizar con aquellos que enferman. Pero, no es razonable pensar estadísticamente que la prevalencia de enfermedades en la población – incluidas sus adicciones – carezca de correlato en miembros de las instituciones que ejercen poder público, a saber, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Hoy, gracias a la Ley N° 20.880 sobre probidad pública, conocemos las declaraciones de patrimonio e intereses de las autoridades para la prevención de conflictos de interés. Sin embargo, desconocemos todo antecedente sobre su estado de salud físico y mental: ¿Es privada esa información? Ello, cuando una enfermedad no solo afecta al paciente, sino que potencialmente a toda una nación.