PAPAS AL HORNO: El octubre de La derrota

Por Francisco Papas Fritas

“En la Canción de Rolando (Chanson de Roland), un poema épico que representa una de las primeras expresiones de la literatura de la lengua francesa, se empleaba la palabra rompre con el sentido de ‘romper’, ‘dividir’ un ejército o una fuerza enemiga. Este antiguo verbo francés dio lugar al sustantivo rote, que hacia el siglo XII denotaba una ‘cuadrilla’ o un ‘grupo de hombres, generalmente armados’. Del sustantivo rote se derivó otro verbo, desroter, que significaba ‘desbandar’, ‘dispersar’, a partir del cual, algunos siglos después, se formaría el sustantivo déroute ‘desbandada’. Al cruzar los Pirineos y llegar a la Península Ibérica a fines del siglo XVI, déroute se cruzó con la palabra castellana ‘rota’, la misma que usamos hoy como participio del verbo ‘romper’, pero que en aquella época se usaba también con el sentido de ‘revés militar’, y del encuentro de ‘rota’ con déroute, se formó el vocablo derrota.”

La fascinante historia de las palabras, Ricardo Soca.


La derrota de la izquierda del estallido social, no fenece en el acuerdo, sino en la aceptación y participación de un amplio mundo del estallido social, en disputar los espacios de poder de este acuerdo por vías electoralistas.

Si la izquierda se hubiera organizado para generar un camino como lo planteaba Clotario Blest, de formar y formar incansablemente organización y poder popular, tendríamos en este momento una importante presencia de organizaciones sociales recuperadas (hasta la CUT la perdimos gracias a la dictadura y a los 30 años pre-estallido social). La ganancia del estallido era el acercamiento colectivo y no el poder institucional desde la individualidad. Permitimos entonces no crear caminos de mayores solidificaciones colectivas, que sin lugar a duda significaban procesos largos, sin soluciones inmediatas, pero que en cambio, a dos años del estallido, fortalecían correctamente la desvinculación de la política institucional, siendo capaces de levantarse no solo como fiscalizador, sino que sobre todo, como voz valida de proposiciones y modificaciones, fuera quien fuera el que estuviera pretendiendo u ostentando el poder. Hoy, nos dicen las mismas  vulgares  y clasistas  frases pre estallido contra el pueblo; vemos las mismas colusiones, corrupciones, impunidad e injustica; y estamos lejos, muy lejos de un rebrote de la energía de salir a la calle en masa, contagiando  una rabia  derrocadora de todas las nefastas estructuras.

En ese  mismo paisaje hay necios,  y claro que hay belleza en ellos, pero lamentablemente gran parte de los necios que luchan contra el sistema  capitalista, lo son incluso con sus propias colectividades. Esto queda claro con el “sobrecandidaturismo” de personas que son parte de colectividades y organizaciones sociales, pero que abrazaron el hambre de poder. Tanto en el realismo capitalista, como en el realismo progresista, los rebeldes no se asumen capitalizados, ni derrotados, sino como mártires que deben representar en la teatralidad de los necios (sin errores a los que aferrarse), su papel de víctimas, que claman poder solo por el hecho de encarnar el dolor y la exaltación de la moral individual, en un espectáculo de martirio eclesiástico. Nada más capitalista que levantar a la individualidad como eje libertador, como Moisés abriendo mares en su ascetismo lleno de verdades puristas.  Así que todo influencer, y todo quien capitalizó su imagen de “consciente social” durante el estallido, era una o un potencial candidato (y así terminó sucediendo) que se comprometería con la constante promesa del cambio, regalando santitos de si mismo con el programa “vota C-1001”.

Estirar el chicle de una falsa espiritualidad social del estallido, es no admitir la derrota; la derrota ya está echada a los chanchos de la política institucional. Las filas se rompieron, y la izquierda otra vez está dispersa como hormiguero sin reina. La única culpa la tiene su obstinada fe en resolver las problemáticas sociales queriendo acceder al poder; de aspirar a estar en el lugar de los burgueses, sin entender que el poder, es decir el poseer, ha sido el problema de toda sociedad. Nuestras demandas, implican la colectivización de la fuerza, y el compartirla desde diversas espacialidades, es la desarticulación del poder como posición y propiedad. Poder se compone etimológicamente de pote y ese, pote es posible, capaz; y essees ser, estar y existir. El pote, es la composición en el lenguaje de la dominación del ser, del estar y el existir; es la herramienta primaria de control del ser y el tiempo. ¿Cómo romper con el delirio de querer aspirar a tomar la posición burguesa? Son las sociedades las que deben distanciarse y liberarse de aquel deseo de posibilidad-pote, solo entenderse y construirse desde el esse como fundación y función de un todo colectivo.

El grito de no soltemos las calles suena como un eco vacío, mientras la derecha quema todos sus cartuchos para crear escenarios llenos de subjetividad y mantener el poder más allá de quien salga presidente o presidenta. Ya  todo está tomado, todas las calles chorrean de individualidad exótica; los imaginarios subjetivos que fueron  referentes del estallido, están ahora capturados por el  capitalismo progresista: Las Tesis en Netflix,  los Delight Lab  volviendo a ser la empresa que siempre fueron, la  Tía Pikachu en el ex congreso, el pelao  Vade funado por su propia  vara moral del víctima/héroe… Pareman probablemente ha tenido que volver al Sename, el sensual y estúpido Spiderman aparece en comerciales de banco… y si el negro mata pacos  no estuviera muerto seria el nuevo perro de Lipigas y se  habría cambiado al amarillo. El realismo progresista ha penetrado tan fuerte que nuestras posiciones políticas para la fuerza individual terminan siendo un merchandisign coleccionable de identificaciones de causas. Mientras, las calles seguirán sangrando, y necios bellos seguirán luchando; otros tantos alienados seguirán queriendo romperlo todo sin tener idea de porqué quieren hacerlo, y al final las madres le cargarán la Bip o machetearán, vendiendo un imaginario de que con ese acto son antisistema, nos calentamos con tusi porque somos de plástico, dormimos con clona, y nos achoramos con chicota mezclado con destilado. Somos de cartoncito, pero tetrapak, aspiracionales incluso en lo revolucionario y lo callampa.

La derrota son las filas rotas, donde hoy la primera línea son todos, porque hacia atrás no hay nadie más para ser segunda, tercera o cuarta línea. Lamentablemente las primeras líneas están con esas bellas personas necias que han luchado toda su vida para terminar agonizando “en el medio del paseo público… murió a contramano entorpeciendo el transito” y por toda su lucha… dios le pague, diría Chico Buarque.

PROYECTO OBITUARIO: Mi querida madre, Luisa Riquelme Devia.

Por José Miguel Valladares.

Esta es la historia de Luisa Riquelme Devia, mi querida madre, que me regaló dos hermanos, una profesión y una vida entera de cariño y sacrificio. Dentro de sus oficios estuvieron el de asesora del hogar, y el de auxiliar de cocina de un supermercado en la ciudad de Talca, que desempeñó hasta el inicio de la enfermedad.

Todo comenzó paradójicamente un 8 de marzo, día internacional de la mujer. En mi familia había cierta tranquilidad porque habíamos llegado a la fecha de vacunación sin ningún problema, ya que al ser ella enferma crónica, le tocaba su vacuna el día 9 de marzo. Cabe mencionar que la vacunación a los enfermos crónicos se postergó un par de semanas por decisión del gobierno. En lo personal, sentía cierta felicidad porque ese mismo día mi padre había recibido su vacuna en la mañana. Aún recuerdo como si fuera ayer, el llamado de él contándome que a mi madre le habían detectado COVID en su trabajo, ya que se sintió bastante mal durante su jornada y por esa razón la sometieron a un test de antígenos, dando resultado positivo.

Logré comunicarme con ella posteriormente, se sentía un poco mejor, y me contó que la llevarían a una residencia sanitaria. Pero a decir verdad fue un “pinponeo” infernal, puesto que la llevaron a su hogar, luego a un Cesfam, luego a residencia sanitaria y finalmente a la urgencia del hospital de Talca. Ya eran las 11 de la noche de aquel día, y a través de frecuentes videollamadas me comunicaba con ella. Fue sumamente impactante verla con un respirador, y me temí lo peor, aunque con cierto optimismo dado a que aún podía tener contacto con ella. Finalmente, a las 3 A.M. del día siguiente, me avisa que quedará hospitalizada porque sus niveles de saturación de oxigeno están bajos.

Durante aquel martes y la mañana del miércoles 10 de marzo, pude hablar con ella a través de las videollamadas para darle ánimo y así también saber de ella, llevarle comida (porque en el hospital no le dieron absolutamente nada para comer) y escuchar telefónicamente a los doctores una vez al día. La tarde de ese miércoles mí madre no contestó nunca más el teléfono y mi desesperación no me dejaba pensar con tranquilidad. Más tarde recibo un llamado diciendo que mi madre ha subido a la unidad de cuidados intensivos. Nunca más volví a oír su voz a partir de este instante.

El viernes 12 de marzo recibo el llamado medico indicándome que mi madre necesitaba ser intubada y puesta en posición prono, porque sus niveles de saturación estaban bajísimos. A partir de este momento se inicia una larga agonía, con un vaivén de cambios de estado de salud, habiendo pequeñas mejoras, intentos de volverla boca arriba, traqueotomía, etc. La angustia me carcomía por dentro día a día, esperando ese llamado diario que me dijera que mi madre estaba mejor y que nunca llegó.

Llegamos al viernes 2 de abril, y mi teléfono suena a las 7 A.M. Despierto aterrorizado, creo que nunca había sentido tanto frio en mi vida, e inconscientemente supe que se venía lo peor. El médico me indicia que mi madre se ha agravado considerablemente y que debemos ir a verla, señal inequívoca de que el final era inminente. Así que al día siguiente fuimos con mi padre a visitarla, pudiendo entrar al pabellón UCI donde estaban los enfermos entubados. Era una escena escalofriante, dolorosa, que me dejó atónito y que aún no me recupero de ver. Había personas de todas las edades, un hombre de mi edad (36 años) y muchas mujeres como mi madre. Ella estaba al final del pasillo, y mientras avanzo, pienso en todas esas familias que estaban sufriendo lo mismo que yo. Finalmente llego hacia ella, está inconsciente, su rostro con heridas propias de la intubación y destete del procedimiento, su cara muy delgada, como si hubiera viajado en el tiempo diez años… toco su mano y lloro con ella. Le pido que no se rinda, que hay una familia y una nietecita esperándola en casa, y ella me responde con un movimiento de sus dedos. Quise creer que me dijo que sí, pero mi corazón sentía que se estaba despidiendo de mí. Solo pena, rabia y dolor es lo que recuerdo de los instantes posteriores a la visita.

El lunes 5 de abril, llega el penúltimo llamado, avisándome que el fallecimiento de mi mamá es inminente. Lo tomo con fortaleza producto del proceso vivido el fin de semana pasado, aprovecho de iniciar los trámites funerarios. Es poco lo que alcanzo a hacer, ya que a las 15.30 fallece Luisa, dejando un esposo, tres hijos, una nieta, y un dolor inmenso que hasta el día de hoy no cesa.

El adiós definitivo fue más triste aun, frío, producto de una ciudad en cuarentena; sin poder velarla, sin un responso fúnebre, sin la palabra de Dios como consuelo; solo 8 personas mientras la dejaban en su lugar de descanso eterno. Pienso que ninguna persona merece ser sepultada de esa manera; pero esta pandemia nos ha quitado tanto: no bastó con llevarse nuestra rutina, nuestra fuente laboral, nuestro derecho a recrearnos, también la humanidad que significa despedir a tus seres queridos según tus creencias.

Madre mía, fuiste la mejor, una mujer maravillosa, madre como ninguna, trabajadora hasta el último de tus días. No fue casualidad que vinieras a este mundo un día de la madre, porque fuiste la mejor mamá que un hijo pueda tener. Me lo diste todo, y será una deuda que nunca podré pagar. Tu amor, tus valores y tus enseñanzas son mi consuelo para seguir adelante. Te amo con toda mi alma mamita de mi corazón.

Luisa Riquelme Devia, 10/05/1963 – 05/04/2021

PROYECTO OBITUARIO: José Orellana Fuentes, mi padre.

Por Antonio Orellana.

José Abdón Orellana Fuentes (o «Giuseppe», como lo bromeábamos con mi hermano) fue mi padre. Sastre único, lo buscaban de muchos talleres para que hiciera las chaquetas y los más complicados trajes de empresas, porque realmente sabía hacer blazers como nadie más los hacía. Guitarrista de los Sharp (banda desconocida de la década del 60). Hijo de don Abdón Orellana e Irma Fuentes, nacido el 19 de octubre de 1946. Esposo en dos nupcias: de la primera nacimos mi hermano mayor, Marcelo, y yo, Antonio; de la segunda, mi hermana Josefina. Vivió sus últimos y -aparentemente- más felices años junto a Luisa Tapia, su última pareja con quien tuvo a mi última hermana, Javiera. Digo “más felices”, porque tuvo la posibilidad de ser regaloneado por Luisa y mis hermanas; se sentía el macho protector de ellas (imposible no sentirlo con la escuela de la cual provenía).

De pequeño, como a la inmensa mayoría de las personas, la vida lo trató con poco cariño. Tenía menos de 10 años cuando ya andaba cargando repuestos enormes, de vehículos antiguos, en el taller de desabolladura donde apoyaba el trabajo de su padrastro (otra víctima de esta pandemia). Esa infancia difícil le enseñó a luchar siempre por sus sueños, algunos de los cuales se cumplieron y otros quedaron en el camino, como a todos les suele suceder. En su juventud, mientras aprendía sus primeros acordes tocando temas de the Beatles o de la Nueva Ola chilena, iniciaba sus estudios en la escuela de sastrería; este noble oficio lo haría su herramienta para educarnos y crecer en múltiples aspectos de la vida por más de 60 años.

Se cuidó mucho desde que se inició la pandemia, mucho. Nos pedía que por favor no nos juntáramos; y nosotros respetamos su voluntad irrestrictamente durante todo el 2020. Tenía miedo de esta enfermedad, no la entendía, así que su forma de enfrentarla era cuidándose, siguiendo todas las recomendaciones: tenía la casa llena de amonio cuaternario, el cual roseaba por todos los accesos y espacios interiores.

Pasó el año y -por suerte- tuve la fortuna de que nos viniera a ver el 24 de diciembre. Ese día les trajo un «engañito» a mis hijos, conversamos extensamente de las preocupaciones que tenía por mis hermanas, particularmente por la «Jóse». Sin querer, conversamos de tantas cosas ese día, que pareciera que me hubiese instruido para lo que venía (sin saber lo que venía). Cuando llegó la hora de la despedida como siempre, nos abrazamos (desde la pandemia, empecé a decirle a todos mis cercanos cuánto los quería, y esta vez, no fue la excepción).

Al otro día, él fue a ver a la familia de Luisa, sin saber ninguno de los presentes, que entre ellos, había varios contagiados de COVID. El resultado es que se contagió en esa visita (confirmado por PCR el 3 de enero de este 2021); se empezó a sentir mal a los 3 días, pero al principio no le tomó mucho peso, dado que no se sentía tan mal. Pasaron los días y poco a poco se fue deteriorando, pero en el consultorio lo mandaban de vuelta con algún analgésico para el dolor y la fiebre (hoy de hecho, siento que debí «hincharlo» para que nos fuéramos a parar al Hospital de La Florida, a la espera de que lo ingresaran). Tras pasar casi 10 días desde su notificación, finalmente lo ingresaron a la UCI del mismo Hospital el 14 de enero, donde fue intubado a las pocas horas de su ingreso.

Al día siguiente, lo mandaron intubado a la clínica Ensenada (en Vivaceta) dado que el Hospital no tenía camas para su ingreso. Empezaron a pasar los días y sus pulmones no mostraban ninguna mejoría, pero la esperanza permanecía en todos nosotros. Luego, fueron sus riñones los que fallaron, por lo que empezaron a dializarlo, aunque la esperanza seguía «presente e intacta». A medida que pasaban los días, las cadenas de oración de cercanos parecían darnos una sensación de que, entre rezos y energías, todos ansiábamos su regreso; pero no había mejora.

El 13 de febrero presentó su primera falla cardiaca, lo que obligó a colocarlo boca abajo debido a las labores de reanimación; esto en su oportunidad no era informado por los médicos, quizás, para mantenernos con la esperanza de que esto cambiaría. Pero siguieron pasando los días sin mejoría alguna (ya con ventilación mecánica, diálisis, y golpes adrenalínicos por sus fallas cardiacas, por lo que algunos ya estábamos empezando a «rogar» por un fin al suplicio que estaba viviendo). 

La noche del viernes 26 de febrero de este año, a las 23 horas con 37 minutos, mi papá partió hacia el mejor lugar que puedo desearle. Nos dio lo mejor que pudo en sus años de vida, siempre tratando de mesurarnos (particularmente a mi); se sentía orgulloso de todxs nosotrxs. Hoy, soy yo quien se siente orgulloso del tremendo hombre que fue, y que partió sin aun tener claro por qué le tenía que tocar a él esta secuencia de malos pasos. Lo quiero demasiado… lo queremos demasiado… te mando un beso donde estés, hasta cuando nos volvamos a encontrar. Con tus virtudes y desaciertos, me siento orgulloso y afortunado del padre que me tocó tener.

PROYECTO OBITUARIO: Admiración y gratitud por Isolina Vásquez.

Por Ximena Carrera, miembro de AUCH (Autoras Chilenas).

Ella es ISOLINA VÁSQUEZ. No la conocí personalmente. Sólo supe de ella a través de Mónica Zavala quien junto a otrxs vecinxs del Cabildo que armamos en octubre de 2019, trabajaron codo a codo con ella buscando la forma de ayudar a lxs vecinxs de su sector. Isolina vivía en Lo Hermida, era dirigente de la Sociedad de Copropietarios y Junta de Vecinos “Aquelarre Brilla el Sol”.

Hace un año, y a propósito de la proliferación de las ollas comunes en el país, como @autoraschilenas se nos ocurrió que, además de los alimentos, los libros eran también bienes de primera necesidad. Cuando difundimos la iniciativa, hubo opiniones contrarias, «un libro en una caja de alimentos no tiene nada que hacer ahí, no es esencial». Mucho no nos importó. 

El 6 de junio de 2020, se concretizó la primera entrega de libros en la que varias editoriales nacionales y escritoras colaboraron con ejemplares. Esta entrega se hizo a través de Mónica, dirigente vecinal quien, como ya he dicho, mantenía el contacto directo con Isolina Vásquez. En las cajas con alimentos que Mónica armó, se “colaron” los libros.  Cuando uno de ellos llegó a sus manos, quiso leerlo. Le costaba (¿Cómo no?), había llegado sólo hasta segundo básico; no sabía leer bien. Cuando se desanimaba, Mónica le insistía: “Lea, señora Isolina, lea; aunque no entienda, lea”. 

Isolina Vásquez, quien no sólo se hacía cargo de su familia, sino que también de velar porque sus vecinxs vivieran de la mejor forma posible, le robó tiempo a sus ganas y coqueteó en silencio con la idea de matricularse en un colegio online para terminar su enseñanza básica, y así poder leer sola. No pudo. Unas semanas atrás, Isolina Vásquez enfermó de COVID. Estuvo hospitalizada varias semanas en la UCI, sala 401, cama 3. 

Hoy, 16 de junio de 2021, Isolina Vásquez, dirigenta vecinal de Lo Hermida, murió. Isolina, si pudieras leer estas palabras, deseo que tu viaje sea leve, que las dificultades y el sufrimiento que padeciste desde niña y que te acompañó la vida entera, queden atrás.

CIENCIA Y POLÍTICA: UNA NUEVA FORMA DE RAZONAR

Por Amelia Donoso Ibarra.

Un proyecto de Ley argentino, un acuerdo entre dos instituciones chilenas, y la intervención del expresidente Bill Clinton para sentar a dos científicos a comer pizza, se entrelazan para explicar la importancia de la relación entre Ciencia y Política.

Un nuevo agente surge con fuerza en el contexto de pandemia y  crisis climática global: La Ciencia. 

En consideración al aporte, en especial en la medicina, que realizó la ciencia y que tuvo como resultado  la creación de vacunas para combatir el COVID-19, se hizo necesario relacionar mundos que en países como Chile parecían no reconocerse en su rol  y valor: recordar que en los peores momentos de la crisis sanitaria en Chile, miembros de la comunidad científica publicaron una carta cuestionando el rol del Ministerio de Ciencia del país.   Así fue que se conjugaron dos elementos que provocan tensión hasta el día de hoy  entre el mundo científico y el gobierno.  

Estos dos acontecimientos (crisis climática y coronavirus) obligan, en Chile y el resto del mundo, a pensar en una nueva relación entre ciencia y política. Y en este contexto bien vale recordar acontecimientos que han marcado en el mundo esta relación: En Argentina  el proyecto de Ley sobre legislación informada en evidencia científica,  encabeza su texto «2021- año Homenaje al premio Nobel de Medicina Dr.  César Milstein», y en su Capítulo I  art. I  señala que “la presente ley tiene como objeto  promover el asesoramiento científico legislativo  en el ámbito del Honorable Congreso de la Nación con la finalidad de procurar  legislación informada en evidencia científica”; a la vez que en su art. 2 letra d señala que el objetivo es “contribuir a mejorar la calidad del debate legislativo promoviendo  decisiones informadas y el uso de evidencia científica en su fundamentación”; y en su art. 8, referido a los principios, dice “transparencia y máxima divulgación” en toda información elaborada. 

La norma trasandina describe como experiencia relevante en la materia la realizada por España, donde un grupo de científicos e investigadores dieron luz a la instancia «Ciencia en el Parlamento”, la que es recogida por Chile en el acuerdo firmado entre la ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo) y la Biblioteca del Congreso Nacional, acuerdo firmado el 18 de junio del presente año. Este, tiene tres áreas de acción: entregar información de contexto referida a introducir antecedentes relacionados con legislación de otros países y conocer los avances científicos nacionales; informes de frontera relacionado con entrega de antecedentes técnicos en materias donde no exista legislación o experiencia comparada y donde se han, o podrían modificar, escenarios en base a los avances científicos; referido a consultas a expertos y comunidades.

Distintas son las formas en que la política y la ciencia se han encontrado y han definido grandes momentos en la historia del conocimiento. Fue en 1990, cuando se lanza el Proyecto Genoma Humano, que se comienza a tejer una historia en la que participarían varios científicos y que obligaría, el año 2000, a que el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, interviniera para que se produjera una tregua entre dos grandes de la ciencia:  Craig Venter y Francis Collins. ”Arregladlo; conseguid que estos dos trabajen juntos, pidió Clinton a sus consejeros  científicos. Así, Collins y Venter quedaron para compartir pizza y cerveza y ver si podían llegar a un acuerdo, enfocado a repartirse el reconocimiento y poner al servicio público, antes que al de la explotación para uso privado, lo que pronto se iba a convertir en el conjunto de datos biológicos más importante del mundo», describe Walter Isaacson en su libro El Código de la Vida. 

Ciencia y Política unidas en las redes de los más extraordinarios y asombrosos descubrimientos de la humanidad. Cómo no pensar en esta necesaria relación, en esta nueva forma de razonar para enfrentar los desafíos que vienen, y observar con rigurosidad y calma los acontecimientos del pasado.

Dos son los ámbitos que se presentan con mayor visibilidad y que tensionan la relación entre ciencia y política: el cambio climático y la  crisis sanitaria en contexto de pandemia  mundial. Sobre la primera existe evidencia suficiente  para enfrentar y mitigar  los diversos fenómenos del cambio climático. Se acaba de publicar el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Sobre la materia algo se repite en los análisis, y es, la falta de voluntad política para enfrentar la crisis de parte de los tomadores de decisión que no están considerando la evidencia científica.

Por su parte, la crisis sanitaria a propósito del COVID-19, instaló en escena mundial el negacionismo de políticos como el ex presidente de Estado Unidos Donald Trump, y el actual presidente de Brasil Jair Bolsonaro. Ambos líderes tensaron al máximo la situación sanitaria de sus países al negarse a reconocer la evidencia científica. Chile no se quedó atrás en este cuadro con los reiterados desencuentros entre el Colegio Médico y el Gobierno; la carta de la comunidad científica cuestionando el rol del ministerio de ciencia y científicos que afirman que el MINSAL tiene un «cerco de datos» que impide investigar bien la pandemia. 

Diversas iniciativas nacionales como extranjeras permiten dar luces de cómo es posible transitar para que finalmente ambas, ciencia y política se encuentren. En la fundamentación del proyecto de Ley Argentina, la Diputada Brenda Lis Austin  señala que el proyecto propone la creación de la Oficina de Legislación Informada en Evidencia del Congreso (OLIEC). A la vez, da cuenta de experiencias relevantes en la materia, como la «creación de la Oficina de Evaluación de Tecnología del Congreso de los Estados Unidos en 1972; y la Oficina Parlamentaria de Ciencia y Tecnología (POST, por sus siglas en inglés) del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, creada en 1989. El modelo británico consiste en una oficina bicameral gobernada por una junta integrada por 14 parlamentarios, y un grupo de miembros de la comunidad científica nominados por las academias nacionales, que gestionan «evidencia confiable y actualizada a través de informes imparciales, no partidistas y revisados por pares» que son provistos al parlamento. La iniciativa española de la sociedad civil  «Ciencia en el Parlamento» del año 2018,  convocó  a científicos e investigadores a trabajar en conjunto para entregar  información respaldada en evidencia al Parlamento. 

Por su parte Chile da curso el año 2011 al 1er Congreso del Futuro, iniciativa que en su décima versión reunió a más de medio millón de personas. La instancia, que es gratuita, reúne a destacadas personalidades del ámbito científico y humanista. El Congreso del Futuro que es organizado por la Fundación Encuentro del Futuro y la Comisión Desafíos del Futuro del Senado, ha sido promotor de diversas iniciativas, entre ellas, la promulgación de la Ley que creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, el año 2018; y espera ser un actor relevante en apoyar el trabajo de la Convención Constituyente, instancia elegida para elaborar una nueva Constitución Política en el país.

PROYECTO OBITUARIO: Ella es mi mami, Silvia Oriana Navarro Brito

Por Paola Román.

Mi mami falleció de COVID el año pasado, el 19 de junio para ser más exacta. Fue todo tan rápido, tan doloroso, la cuidamos tanto; fue la mujer más esforzada que he conocido en mi vida. Su marido la dejó por otra mujer, la dejó con 4 hijos, el menor de solo 8 meses. Siempre viví con mi mami, mi tío y mi mamá, ellos dieron todo por mí.

Trabajó toda su vida para sacar adelante a sus hijos; sufrió mucho, uno eligió un mal camino, pero los otros 3 daban todo por ella. Hace 6 años falleció su hijo mayor, quien fue el que tomó casi el papel de marido; mi mami nunca rehizo su vida, siempre estuvo dedicada a sus hijos y luego a mí, su nieta mayor. Me hizo ser su quinta hija, no de sangre, pero sí de corazón. 

Siguió viviendo conmigo y mi madre, con los años luego de perder a su hijo se empezó a enfermar, su mente la traicionó y olvidó muchas cosas. Yo me embaracé por segunda vez y no la pude seguir cuidando. Se fue donde su otra hija, donde alcanzó a estar 6 meses. Allá sufrió una caída, y la tuvieron que operar de su cadera. Todo bien, luego en un control en el hospital Sótero del Río se contagió.

Ni una semana alcanzó a durar. No nos despedimos, no nos abrazamos, no pude hacer nada de lo que le prometí. Un funeral solo conmigo, mi madre y dos de mis primos, ya que todo el resto de mi familia estaba contagiada. Ella no merecía irse así, sola; le agradezco a los vecinos que salieron a su cuadra a despedirla, pero ella merecía más, mucho más. 

PROYECTO OBITUARIO: Nuestro Querido Flaco

Por Ximena Horvitz Lennon.

Hernán Vega Campos, querido «Flaco», nace en Cauquenes en un medio donde la pobreza y la carencia imperaban. Estudiante aplicado del liceo de Cauquenes pasa a estudiar matemática y física en la Universidad de Chile. Se casa con su amada Viela Riquelme y nacen sus dos hijos: Vielita y Nancho. Se va becado a Estados Unidos para especializarse, y regresa a Chile para incorporarse a la Universidad Técnica del Estado donde es profesor de Física y Matemáticas en la Escuela de Ingeniería. El Golpe de Estado del ´73 lo encuentra en su puesto y es arrestado junto a Víctor Jara, varios profesores, y a su rector Enrique Kirberg. Después de ser torturado en el Estadio Nacional y en el Estadio Chile logra irse al exilio con su familia para volver a su amado Chile a fines del ´80… 

Pero lo importante de este recuerdo es que nuestro querido «Flaco» fue un hombre cabal, recto, amable, solidario; amante de su familia, de su país, y gran amigo de sus amigos. Se lo llevó el COVID de un día para otro, sin permitirnos en un abrazo, darle el adiós que se merecía. Te amamos por siempre.

Papas al horno: Patria

Y si comparte conmigo que las palabras forman mundos que nos secuestran, comprenderá que nombrar algo es definirlo, definirlo para controlarlo.

La Patria del olvido, Muñoz Coloma

Por Francisco Papas y Alberto Horno

AH: Estaba leyendo La Patria del Olvido, de Muñoz Coloma, un libro de 13 relatos cortos cuyo elemento común, o el principal al menos, es posicionar a la memoria y a la nostalgia como un lugar de escape y resistencia frente al dolor provocado por las heridas de un país que, en vez de sanarlas, busca ocultarlas y administrarlas por medio del olvido. Ciertamente Chile se ha ido construyendo sobre una multiplicidad de verosímiles que hacen del olvido el dispositivo principal de su funcionamiento. Es decir, desplazar, borrar, eliminar, ocultar, no enfrentar aquello que nos incomoda, o que incluso causa dolor y heridas. El olvido como contraposición a las ideas de memoria, verdad, justicia y bien común. Se hace necesario entonces revisar las ideas que sustentan la patria, y las posibilidades de su superación, sobre todo en el contexto de un Chile que debería estar girando hacia procesos transformatorios.

FP: Podríamos tener dos miradas etimológicas para observar el origen de patria: patria como patres-padre-patrón, o como antepasado.

La primera configuración padre-patrón, tenía como acepción en primea instancia la patria como el lugar del Padre-Dios; la patria era el paraíso, el lugar idílico de encuentro con el padre, es decir, con aquella entidad superior que nos excede, que nos rige y que guía nuestro comportamiento. Esta concepción de la idea de patria ayudó mucho en la conformación de los Estados Nación modernos, ya que permitió que se congregaran incluso etnias diferentes, bajo la promesa de un orden superior, y la expulsión o eliminación de aquellas que no querían quedar bajo el alero del padre. Abdullah Ôcalan, en La alternativa confederalista democrática dice que “el estado nación tiene asignado un número de atributos que sirven para remplazar viejos atributos religiosamente enraizados como nación, patria, bandera nacional, himno patrio, entre muchos otros”.

Nación significa “lugar de nacimiento”, podríamos ir más allá y decir que uno nace en el “lugar del padre”, la patria. Desde el inconsciente edípico de Freud, la patría unifica una sociedad que no tiene conciencia de sí, y que necesita de la formación y dirección del padre (y de la madre), para constituirse como una sociedad civilizada. Ahora Observando a Deleuze y Guattari, para ellos el inconsciente no es más que una «ficción de un inconsciente huérfano”, y es aquella huerfandad la que permite crear sociedades libres de esas familiaridades que des-potencian  a quienes están bajo su alero y control. Se ubican entonces lejos de la ficción de la patria-padre y de la idea de  la familia edípica, de sus relaciones de poder, de su  historia y de su memoria. Una memoria huérfana, sin padre y sin madre se construye de manera colectiva. El triángulo de Edipo del inconsciente solo permite que el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado se mantengan en su incansable apropiación de las acciones que salen de sus relaciones basadas en la subordinación.

Estas figuras pueden variar en cuanto a cómo ejercer su autoridad, un padre o una madre castigadora, protectora, etc. Dentro de esta misma estructura de la palabra está el pater-patron: patrón como jefe, estructura y medida, aquella autoridad que coapta (ajusta a conveniencia del capital) las formas, las cosifica, y proporciona los moldes. Arquetipos de PATRONES, como la Constitución, las leyes y la moral en la que se sitúan, son elaboradas desde “la conciencia” del patrón, que no es otra cosa que la asimilación de toda forma a la subordinación del poder patrio.

AH: Sin más, en Chile fue la defensa de esta idea de patria la que se erigió como la justificación que le permitió a la dictadura cívico militar desplegar todo su horror. Aun así, es interesante ver cómo, desde esta perspectiva que señalas, la idea de la patria se ha sostenido en esta época de postsoberanía, donde los estados nación se han convertido en poco más que en una entelequia encargada de administrar intereses globalizados que los exceden; en una época caracterizada por el trabajo postindustrial, la hegemonía neoliberal y la despolitización de las sociedades.

FP: Los procesos de despolitización son a su vez procesos políticos a los que debemos ponerle atención; al no dejarlos   avanzar y reflexionar, impedimos la posibilidad de una política huérfana de las normas imperantes. Así, la patria desde el pater, entendido como “la tierra de los antepasados”, se observa como la descendencia de un gran padre que excluye la diversidad cultural, y la multiplicidad de espiritualidades, conocimientos, costumbres y relaciones. Este padre autoritario, fija conductas según lo que él piensa como lo correcto. Desde este aspecto entonces, la nacionalización sería una relación de subordinación de las personas a las normas patrias, que las convierte en ciudadanos que se reconocen en tanto que tal, bajo los términos que el lazo sanguíneo de la familia/estado propone. Desde la lectura edípica, no hay forma de romper con aquel vínculo, salvo por medio de la desaparición/muerte del pater-patriarcal y la mater-matriarcal.

La idea de huerfandad, permite sublevar, romper con las ideas de antepasado, linaje y árbol genealógico. En su huerfandad, se fuga hacia raíces interconectadas de las memorias de un todo múltiple. Siguiendo a Deleuze, esas memorias se construyen desde el deseo, entendido como la ruptura de aquel ser alienado en conductas, reglas, y domesticación. Ya que el deseo no es falta, no es carencia; es posibilidad, pura potencia de ir más allá de lo establecido. Romper con la filiación patria es encontrar a la multiplicidad, y en ella, una memoria mucho más rica, que posibilita el encuentro con un todo colectivo en territorios huérfanos, liberados de la patria.

AH: Sí, estoy de acuerdo con la potencia de, no solo “abandonar la casa del padre”, sino que también de darlo por muerto, y abrir así la condición de posibilidad hacia nuevas significaciones y construcciones de pueblos, ciudadanías, territorios, y de memorias genuinamente colectivas que rompan con la dialéctica de vencedores/vencidos en su tejido. Sin embargo, pienso en Chile desde el dispositivo del olvido, y veo que la ascendencia de la patria tiene una fuerza colosal. Fuimos criados bajo la enseñanza del como si: se recuperó la democracia y vivimos como si todo estuviera bien; nos gustó y nos tragamos la imagen de pensar Chile como si se remitiera a una identidad única, homogénea, sin ambigüedades ni contrastes.

Para no enfrentar el dolor, aceptamos la ficción del neoliberalismo como verdad absoluta, y de creernos los ingleses de Latinoamérica, pasamos a convertimos en los jaguares del sur, cuando más bien estábamos siendo el laboratorio del mundo para observar la degradación del ser humano y del tejido social por medio de la acumulación compulsiva, el endeudamiento y la desigualdad. Buscar la verdad, la justicia, y hacer un país “en la medida de lo posible” fue la forma en que el olvido operó en los últimos 30 años.

En uno de los cuentos de Muñoz Coloma, el personaje principal es un niño que juega a los piratas, y en sus aventuras junto a su tripulación, se enfrentan “a calamares gigantes, serpientes marinas, al Kraken y al Leviatán, este último, de seguro el monstruo más silencioso y siniestro de todos”. Mientras leía los relatos, me afloraba la pregunta respecto de si la revuelta de octubre y el proceso constituyente inédito del que somos parte son suficientes para contrarrestar, y derrotar a este monstruo que ha pisado Chile por más de 40 años. Tal vez, simplemente lo que buscamos es reconciliarnos con la patria y establecer relaciones filiales más armoniosas, siempre bajo los términos del padre. Más allá de este pesimismo posible, no cierro la posibilidad a creer que este sea el momento seminal en que comencemos a superar la obsolescencia de la patria, la nación, y el estado como estructuras subordinadas a la administración de los intereses del capital.

Mientras tanto, se intenta posicionar una ley del patrimonio cultural basada en la mercantilización; los referentes, o influencers, para una buena parte de la población provienen de la imaginería del narcotráfico (quizás la actividad más neoliberal de todas), donde la acumulación fácil, rápida y a costa de todo, es el leitmotiv de una quimera llamada superación; a Fabiola Campillay, una pobladora, comprometida con su barrio, se le quiebra la vida mientras espera la micro para ir a su trabajo: una lacrimógena lanzada por carabineros no solo le arrebata la vista y le deforma la cara, también deja en evidencia el abandono y desprotección en que personas como ella quedan frente a un Estado que opta por defender al agresor, poniendo a su disposición abogados, ocultando pruebas, dejando que éste  se quede en su casa, pagándole mes a mes el sueldo,  como gratificación por destruir vidas; un hombre se suicida lanzándose desde el quinto piso del centro comercial más grande Chile, que ese día está atestado de gente frente a la inminencia de su cierre forzado producto de volver a cuarentena. Las autoridades tapan el cuerpo, el centro comercial no cierra, las personas siguen pasando por largas horas al lado del cadáver, con sus paquetes en la mano, como si nada hubiera pasado. El olvido hace patria todavía.

Él es Ricardo, mi papá imperfecto

Por Verónica Pino Montecinos

Él es Ricardo Pino Madariaga, mi papá. Hace un año murió de COVID, a casi un mes de cumplir 70 años, el 24 de junio de 2020. Era un hombre trabajador, sencillo, cariñoso y también gruñón. Amaba a su familia por sobre todo y era capaz de cruzar océanos si alguno de nosotros necesitaba de su ayuda. Su infancia fue muy dura y eso marcó su vida.  Vivíamos una hermosa vida de familia. Su casa siempre llena de ruido, de niños, cumpleaños, celebraciones y paseos, que hoy son el tesoro de nuestra familia. Éramos millonarios y no lo supimos hasta que el COVID nos hizo entender lo que hasta entonces no comprendíamos. El virus entró a su casa y solo lo atacó a él, con tanta furia que en 14 días se había ido, dejándonos con el dolor más profundo y la incomprensión más absoluta.  A los pocos meses, lo siguió su hermano menor Carlos Pino Madariaga.  Esa sensación de vulnerabilidad y tristeza volvía de nuevo a nosotros. Cada cifra diaria de fallecidos normalizada, como si fuera tan normal decir adiós a los que amas, de esta forma, en soledad, sin una mano que tome la tuya por si tienes miedo, el camino recorrido es difícil y cruel. Detrás de cada fallecido hay cientos de personas que pasan por el oscuro túnel del dolor inesperado de la partida. Aún estamos en etapa de aceptación y tratando de acostumbrarnos a vivir de esta manera….

El es Ricardo, es mi papá imperfecto pero que acompañó cada paso que di y al que extraño con mi alma. Pero que estoy segura me estará esperando cuando llegue el momento de volvernos a abrazar.   

PROYECTO OBITUARIO: «Mi viejito, Juan Guerrero»

Por Myriam Guerrero Vera

Mis viejos estaban en San Antonio con mi sobrina Macarena, quien vivía con ellos. Además, estaban haciendo la cuarentena Nacho, mi otro sobrino, y su pareja Bárbara. Ellos no salieron desde Marzo (de 2020) de la casa. Macarena salía a hacer las compras necesarias y generalmente, las pedían a domicilio. Mi viejita Margot (85), tiene fibrosis pulmonar. En abril, tuvo una bronconeumonia y una neumonitis. Por eso, el doctor nos dijo que la visitáramos. Ahí comenzamos a ir, Estela mi hermana mayor; Blanca mi hermana menor; mi hijo Ivo y yo, viajábamos desde Santiago tomando todas las precauciones. Nos bañábamos antes de verlos, nos cambiábamos la ropa que traíamos de la calle, entrábamos sin zapatos, etc. Para el Día de la Madre, yo fui en la mañana y Estela, en la tarde. Hicimos un asado. Mi viejito (83) estaba súper bien. Ese día se sentía un poco resfriado, casi nada. El día lunes amaneció un poco más decaído. El miércoles 13 de mayo, mi sobrina Macarena estaba de cumpleaños, y él no quiso levantarse, tuvo colitis y llamamos al doctor. Así comenzó nuestra pesadilla.

El doctor nos dijo que lo lleváramos al hospital. Llamé a Jaime, mi esposo. Mi viejito salió caminando. En el camino me decía que pagara las cuentas, que cuidara a mi mamita. Lo llevamos al Sapu y del Sapu al hospital. Lo atendieron muy bien, la doctora que lo atendió me dijo que había que trasladarlo a Valparaíso, que probablemente tenía COVID. Fue un balde de agua fría, estuve con él desde las siete de la tarde hasta las 2.40 hrs de la mañana del jueves, en el Hospital de San Antonio. Se veía bien, insistiendo en que pagara la cuentas, que cuidara a mi mamita. La doctora que lo atendió me dijo que él volvería, que ella lo veía bien.

Mi papá era muy temeroso a todo, pero ese día no tenía miedo. Se veía tranquilo, feliz porque lo atendían bien. Le dije papito te llevarán Valparaíso y preguntó por cuántos días, le contesté que por dos solamente, que sea lo que Dios quiera, me contestó. Lo acompañé hasta la ambulancia, me hizo chao con su manito, y nunca más lo vi….

El jueves viajé a dejarle sus cosas. Por la noche me llamó para que le llevara pañales. Estaba preocupado porque había ocupado unos que no eran suyos, y además me pidió que le llevara diez mil pesos para tener. Hablamos con él por videollamada toda la familia, hasta el sábado. Ese día nos dijo que lo perdonáramos, que no llamáramos  tanto, que las señoritas tenían mucho trabajo, que no le lleváramos comida porque no estaba bien. Esa fue la última llamada que recibimos…

El domingo 17 de mayo no llamó. Pasadas las diez de la noche me llamó mi sobrina Macarena. Tía, me dijo, mi tatita falleció…

Nunca olvidaré… Envié la foto de su carnet, salí con mi esposo y con mi hijo mayor Ivo a contratar los servicios, horrible. Ellos nos orientaron sobre lo que teníamos que hacer. El lunes fuimos al cementerio Parroquial de San Antonio a hacer más trámites, mientras tanto Ivo ya se había ido a Valparaíso para poder acelerar la entrega de su cuerpo. En el cementerio sólo recibían hasta las 2 de la tarde. Estando ya en Valparaíso, mi esposo, mi hijo, la pompa y yo, tratando que nos dieran el certificado de defunción para enviarlo a mi hermana menor, Blanca; y para que mi sobrinos pudieran pasar. Llegó una amiga, Ely, a acompañarnos, aunque debió participar desde lejos.

Fue muy triste, desgarrador todo. No nos dejaron ver a mi viejito. Nos entregaron sus cosas y nos vinimos a San Antonio, mi viejito en la pompa, mi hijo, mi esposo y yo. Hablé con los del servicio funerario para poder pasar por la casa, llegando al cruce de San Antonio. Había gente esperándonos. Pasamos por afuera, mi mamita en la ventana con mi hermana mayor, mi sobrina, mi sobrino. Después nos contaron lo difícil que fue para Estela y Macarena contarle a mi mamá que mi papá había fallecido. Dicen que reaccionó con mucha rabia. Todavía cree que le hicieron algo en el hospital, no se conforma. La tuvimos muchos días llorando, no quería nada.

Paramos unos segundos y de ahí seguimos al cementerio, donde sólo pudimos entrar cinco personas: Ivo, mi hijo mayor; Jaime, mi esposo; Blanca, mi hermana menor, Juan Esteban mi sobrino menor y yo. Todo esos trámites los hicimos entre las 8 de la mañana y las dos de la tarde.

Mi mamá, con fibrosis pulmonar, mi hermana mayor con lupus y artritis reumatoide, mis sobrinos Macarena, Manuel Ignacio, Daniela, mi hijo menor Jaime y yo, todos resultamos contagiados. No pudimos reunirnos como familia, para contenernos. Estábamos todos aislados.

Mi papito tenía 83 años. Nos crió muy regalonas a sus tres hijas mujeres: Ester, la mayor, Blanca, la menor y yo, Myriam, la del medio. Él nos enseñó a estar juntas siempre. El 18 nos juntábamos todos en su casa. Hacía empanadas, muchas, para nosotros y repartía a los vecinos. Le encantaba que hubiera gente en su casa. Nos dejó muchos recuerdos, ampliaciones en nuestras casas, muebles hechos por él. Él era nuestro maestro. Nos arreglaba todo: las llaves, cambiaba el piso, nos hacía ampliaciones. Era un viejito bueno, le gustaba ayudar, a nuestros amigos también les hizo arreglos en sus casas. El Día de la Madre nos recitó, no hizo versos, que tenemos guardados con un tesoro. Tenía muy poca escolaridad, hasta segundo básico no más, pero era un genio. Cómo duele esta pérdida.